8/3/08

Con los ojos perplejos

Me levanto de una silla y me siento en otra.

Los ojos me arden nuevamente y el rojizo se mezcla en mis pupilas.
Dolina sigue como fiel compañero en las noches y me alejo de las responsabilidades por unos días. Prometiéndome retomar al día siguiente. Tratando de convencerme a diario para calmar la consciencia y domesticar al ser humano que me pide ser libre y que se duerme pensando en qué hacer mañana.
Y me propongo escribir en versos cortos para no cansar al lector.
Por eso esto se vuelve efímero y lento, como mis pensamientos, como mis pasos con el correr de los años, como cuando la psicoanalista me habla y yo miro hacia el techo pensando en no estar acostado en un diván y deseando estar mirando al mar cuando sale el sol con unas copas de vino junto a mi chica.

Viva!

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