15/2/11

¿Quién dijo?

¿Quién te dijo?
que la vida es bella
que la vida te sonríe
que el amor es para siempre
 ¿Quién carajo te lo dijo?

necesito esa respuesta
para escupir a ese alguien
escupitajo directo a la cara
de frente....bien de frente
en línea horizontal
unidireccional
con fuerza estomacal
porque la vida 
para muchos
no es para nada bella
porque a lo único que le sonreímos
es a una cámara de vigilancia
y si eso es lo que nos tiene que hacer felices
necesito saberlo
porque faltó que te digan algo
que no pierdas la incertidumbre
la duda
la interrogación permanente
la inestabilidad en todos sus sentidos

¿Quién carajo te lo dijo?
porque también faltó 
que tenías que renunciar 
a tu trabajo
a tu familia
a tu entorno
 a lo que sea
al menos una vez
en tu vida

 ¿Quién me lo dijo?
¿Por qué estoy escribiendo esta basura?
si tengo cosas más importantes que hacer
escupir a alguien en la cara
eso es poesía
verdadera y eterna


1/2/11

Carta no abierta de Mr. Sopen


He aquí unas líneas que nos mandó Mr. Sopen desde algún lugar de la cordillera de Neuquén en el sur de la Argentina.


Algún día de enero de 2011 en la cordillera neuquina.

La necesidad es siempre recurrente para escribir.
Montañas, lagos, ríos, vólcanes, buen vino, demasiada lluvia, buena cerveza. Senderos poco luminosos y para nada maoístas, sentimientos extremos frente a un lago cualquiera en cualquier lugar de las montañas.
Todo tiene su precio, más aún si estas lejos de todo y de todos. Cierto sentimiento antisocial me invade cuando los únicos que estamos presentes somos los árboles ancestrales y los no tanto, las aves, el cielo, la montaña, el lago y yo. Muchos días así te pueden cambiar la cabeza (o limar la bocha para los pibes del barrio), pero todos saben que cada turista vuelve a su lugar de origen para adormecer sus ideas si es que se despertaron al tomar un vino y reflexionar o tan sólo pensar en la inmensidad de la naturaleza. Inmensidad que nos dice: ustedes no son nada o son la nada misma. Solo darnos cuenta de eso, de la inmensidad…de la naturaleza misma, algo así como falshearla o como se escriba.
Cocinar todos los días con el fuego que nos da la leña de los árboles caídos, secos. Leña que hemos buscado y juntado para tal fin, no puede dejar de romper con la rutina de encender una hornalla con un simple botón. Levantarse cuando sale el sol y acostarse cuando se esconde. Romper la cotidianeidad, esa es la clave. La contraseña nueva para tu acceso a Internet. Escapar del control de las cámaras de seguridad, no afeitarse, no bañarse, no ir al trabajo definitivamente y otras tantas negaciones que no vienen al caso.

Interferir el espacio diario y huir. Huir: tomar cualquier ruta hacia lugares poco poblados y desconocidos. Romper con el diálogo cotidiano y sumergirse en un año verdaderamente nuevo, renovado, renovador y rebelde, aunque sería hermoso poder decir revolucionario. Retroceder, avanzar, nunca volver por el mismo camino si es necesario. Recordar de dónde vinimos y hacia dónde carajo vamos.
Gastar tinta inútilmente es mi propósito, para influir absolutamente a una o dos personas, tal vez, en este mundo. Escupir por la ventanilla del auto a la tierra que se levanta mientras acelero a fondo para llegar, ese es mi legado.
Ahora que me he desviado del tema que quería narrar, prefiero seguir adormeciendo mi mano y escribir hasta el cansancio en el papel que, al menos, sino sirve para las ideas terminará en el fuego consumido en la llama para alimentarse y en alguna otra llama y con otro fin también. ¿Y qué mejor utilización que esa para un papel inservible? ¿No es acaso el instinto más primario?
En fin, cagar en el bosque, en el medio de la nada, es una experiencia única. Sin olvidar que hay que enterrar nuestra purificación a no menos de 12 centímetros.
Un fogón eterno, responsable de los actos primitivos de nuestra esencia. Vuelo al fuego porque nos une. Como cuando comemos un asado y nos acercamos alrededor, fogón, fuego eterno. No olvidemos cómo nuestros ancestros se reunían en círculo ante el fuego, gozando, danzando, charlando. Comunión, unión, interrelación fugaz, audaz…

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Antes de que oscurezca voy en busca de leña para poder cocinar, vivir sin luz también es algo único como ir a cagar en el bosque a solas con la vida silvestre y algunos integrantes de esa fundación.
Enciendo un cigarrillo más y escribo estas líneas, sonriéndole a la brisa de la montaña y no a una cámara de seguridad que me pide, en la ciudad, a través de un cartel, “sonría, lo estamos filmando”.
Veo al chimango esperando que me vaya hacia otro sitio para comer las sobras que dejo. Me acaban de cobrar un Philip Morris de 10 a 10 pesos, a eso me refería con eso de  que todo cuesta y  más aún cuando estamos lejos de todos.
Las estrellas se asoman y abro una botella más de vino. Este no es el fin y eso es lo que he aprendido.