Los mismos lugares, los mismos espacios. No importa si es acá o allá.
No importa específicamente el contexto concreto en el que se desarrolla la secuencia ancestral.
Siempre las mismas caras, los mismos atuendos, las mismas miradas.
Diferentes búsquedas y objetivos.
Los sonidos inciertos, la imágenes borrosas, fuera de foco.
Las sonrisas, ay, las sonrisas.
Ruidos, constancias del destino incierto.
Incierto de soledades dispersas por un bar, un rincón cualquiera en cualquier lugar.
Y hacia ese lugar nos dirigimos, con los ojos atentos, con las ganas intactas...
2 comentarios:
Mmmm... interesante... debe ser dificil lo mismo siempre. Pero siempre con ganas intactas. Por cierto, gracias por tu comentario. Espero que Quisiera te haya gustado... Hasta Pronto
hola...las ganas intactas es lo que nos da vida...o ganas de seguir...saludos.
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