Correr, corre, correr, levantarse luego de la caída.
Indiscutida verdad a la que me entrego.
El humo incesante del ambiente.
El sexo eterno, la autosatisfacción, he vuelto.
Sin la decencia de los titulares ni de la correspondencia mutua.
Sin objetivos precisos o preciosos.
Sin certezas ni novedades.
Sólo estar, presente, aquí y ahora.
El resto no importa.
Una botella vacía, una acelerada a fondo por una ruta desierta.
Es de noche y la soledad persigue cada reflejo o instinto.
Nuevamente me desperté desnudo y debajo de la cama.